Gamers y otras criaturas fantásticas

17 febrero, 2018 | Por | Categoría: Humanos

El vasto mundo de los videojuegos está poblado por tribus que tienen su propio comportamiento y costumbres.

Aunque los gamers puedan parecer un conjunto uniforme, hay muchas características que los diferencian.

Tantos jugadores como tipos de juego.

Tantos jugadores como tipos de juego.

Andrés, que ahora se llama Elandrew, espera con el resto de soldados en una lancha de desembarco mientras le llueven tiros y bombas alrededor. “Diez segundos”, grita el teniente. Es la primera vez que Elandrew entra en combate y está muy nervioso. De repente, la rampa se abre y él y el resto de soldados saltan a la playa. Los tiros atraviesan los cuerpos en primera línea y la sangre le salpica en los ojos. Corre hacia delante, pero enseguida es acribillado por ráfagas de ametralladora. Andrés tira el mando de su Playstation contra el televisor. Es la quinta vez que le matan en ese nivel.

Al otro lado del mundo, un soldado del otro bando se alegra ante su televisor. Acaba de ganar 100 puntos al eliminar a Elandrew, el avatar de Andrés en la red. Como ellos, más de 100 millones de personas se conectan casi a diario para guerrear en el juego Call Of Duty, un juego de guerra moderna que ostenta el mayor éxito multijugador de la historia. Ya son 100 millones de personas jugando a un videojuego, pero hay más. Sagas tan dispares en su temática como World of Warcraft o Assasins Creed, también acumulan millones de horas jugadas, ya sea online u offline.

Elandrew, tras descansar un poco, decide volver a encender su Playstation para jugar a un título totalmente distinto, Bloodborne, donde encarna a un cazador que debe liberar a una ciudad de una terrible plaga. Siempre que llega a uno de los “jefes finales”, muere irremediablemente, y ya está desesperado. Sin moverse del sillón, abre su portátil y consulta al youtuber VaatiVidya, que sube vídeos con guías sobre cómo pasarse el juego. Aunque su favorito es este, Elandrew podría haber escogido entre muchos más que también suben vídeos sobre el Bloodborne. En los comentarios del vídeo, otros jugadores con su mismo problema debaten y comentan el asunto.

Bloodborne fue catalogado como el juego más difícil del año en 2015 y recibió una puntuación de 9.1 sobre 10 en IGN

“Es casi como reunirse en la plaza del pueblo”, comenta Elandrew entre risas. Y es que los videojuegos son ya, de hecho, parte de la cultura, y han generado su propia sociedad con reglas, parámetros, modas y grupos. Los tipos de jugadores varían, al igual que sus costumbres y sus hábitos. Son cinco tribus que comparten un lugar muy concreto: la “isla” de los videojuegos.

Los del rebaño

Rafa es padre de familia. Tiene tres hijos, y el mayor, de 13 años, ha pedido un videojuego para su “maquinita” llamado FIFA, y otro que tenía un nombre en inglés… Algo así como Call of Duty. Espera paciente en una cola del Corte Inglés con ambos juegos en la mano, pendiente de que le atiendan. Rafa no lo sabe; ha notado algo, pero no está seguro. Su hijo es la materia prima de las grandes franquicias de videojuegos. Es parte del rebaño.

Call of Duty, FIFA, Minecraft… Son títulos que sacan un producto muy parecido al anterior año tras año, con mejoras leves en los gráficos o en modos de juego. Pero, al igual que Apple, consiguen generar millones con cada nuevo lanzamiento.

Estos chavales suelen tener entre 12 y 16 años, y no tienen un pensamiento demasiado crítico hacia estos juegos o estas grandes compañías. Álvaro Maseda, apodado Masiux en la red, es estudiante de Telecomunicaciones, y experto en videojuegos. “Teniendo en cuenta que compañías como Activision (Call Of Duty) ganan millones de euros cada año, sus productos deberían ser infinitamente mejores”, comenta.

Estas franquicias, que han durado años, son casi un culto para jugadores jóvenes. “Estos jugadores se dejan llevar por lo nuevo, lo cool, lo mainstream… Son muy influenciables. No tienen ni capacidad crítica ni experiencia”, sentencia Masiux.

Los enamorados

¿Nunca habéis leído un libro una y otra vez? ¿No tenéis acaso en la cabeza siempre a esa persona especial? Ellos tienen algo mejor: un juego al que vuelven y vuelven y vuelven a volver. Los enamorados están hechos de una pasta especial por la que se apegan a un juego en específico, o a un sistema. A diferencia de los anteriores, estos aman solo un juego, no toda la franquicia.

Grandes títulos como Skyrim o Fallout 3 han encandilado los corazones de muchos gamers, que ahora no quieren jugar a otra cosa. Los enamorados de Skyrim, un juego de rol individual, no quisieron comprar la continuación, una edición multijugador del mismo juego. “Son inamovibles en sus gustos”, dice Masiux, “pero al final todos los gamers tenemos un amor platónico en el mundo de los videojuegos”.

Los tóxicos

Un día, decides descargarte el famoso MOBA gratuito, League of Legends, en el que dos equipos de cinco jugadores pelean por destruir la base del contrario con distintas estrategias. La comunicación entre ellos es vital. Animado, decides unirte a una partida, solo para darte cuenta de que te están machacando, no solo el equipo contrario, sino también el tuyo que te está llamando de todo por el chat. Has sido víctima de jugadores tóxicos, que insultan, chinchan y berrean haciendo la experiencia de juego un suplicio para el resto.

Este fenómeno no ocurre solo en League of Legends. Cualquier juego multijugador que permite la comunicación entre los usuarios tiene su propia caterva de tóxicos. Pese a que hay sistemas de reportar a estas personas, no hay un “árbitro” visible durante las partidas que pueda moderar el juego.

En muchas ocasiones, los jugadores tóxicos son echados permanentemente de un juego, a esto se le conoce como banear a alguien.

A esto hay que sumarle la competitividad que se genera por la propia naturaleza del juego. “Recompensas como ventajas, o modificaciones gratuitas hacen que los tóxicos quieran ganar a toda costa. De ahí los insultos”, avisa Masiux.

Los pico y pala

El martes 27 de enero de 2015, en un cibercafé de Shangai, un chico de 24 años se desplomó. Estaba muerto. “Estar sentado delante del ordenador tanto tiempo sin descansar tuvo, sin lugar a duda, algo que ver con la causa de su muerte”, aclaró después el jefe de policía de Shangai. Llevaba 19 horas jugando al multijugador masivo World of Warcraft sin descanso.

Estas tragedias son más habituales de lo que se cree, y están protagonizadas por los pico y pala, también llamados grinders en inglés. Los grinders necesitan superarse sin parar, conseguir más puntos, más oro, más objetos… Y pueden pasarse horas delante de un ordenador.

“Este tipo de jugador se “vicia” a la dopamina que genera su cuerpo cuando consigue un logro dentro del juego”, aclara Masiux, “para ello, puede pasarse horas y horas tratando de conseguirlo, ya sea solo o en compañía de más gente”. Los grinders se reúnen en grandes clanes dentro de los juegos de rol multijugador masivo para conseguir sus objetivos, aunque tarden horas.

Además, no les importa fracasar una y otra vez para lograr alcanzarlo. La propia mecánica del juego parece retarles. “Cuanto más te dicen que no puedes hacerlo más quieres intentarlo, es ley de vida. Algunos creadores hacen que el juego provoque al jugador aposta para que este se pique”, comenta Masiux.

Los renegados

Esta tribu de jugadores preferiría morir antes que jugar al tipo de juegos que utilizan los del rebaño. “Si una franquicia es mainstream, no la juegan. Les da igual lo bueno que sea el título”, apunta Masiux.

Con una obsesión enfermiza, rebañan los últimos rincones de internet en busca de los juegos más independientes que puedan existir; juegos que no conoce nadie. Sin embargo, este perfil de jugador es mucho más crítico, un equivalente a un catador gourmet.

“Personalmente, me considero de esta tribu”, explica Masiux, “no hay nada mejor que un buen guión o una buena historia. Me parece algo más importante que tener buenos gráficos”. Masiux nos habla de un juego en concreto que ha saltado del mundo indie de los renegados a lo más mainstream de los juegos: The Binding of Isaac.

Este curioso juego roguelike en el que los niveles se generan aleatoriamente comenzó como un proyecto pequeño de un creador desconocido hasta el momento: Edmund McMillen. La idea era crear un juego totalmente nuevo en su concepto; no hacía falta que gustase a mucha gente.

Ahora las principales plataformas de ranking de videojuegos como IGN o Eurogamer se han visto obligados a puntuarlo por aclamación popular. Lo juega tanta gente, que se ha convertido en mainstream. Masiux ve este caso como uno de los más singulares que ha visto en su vida. Al final, hay jugadores de esta tribu que tan solo juegan un título por ser indie, e ignoran al resto por sistema.

Baneos

El sistema de baneo típico de League of Legends era no permitir entrar al jugador tóxico durante dos días a su cuenta. Esto generó que los tóxicos crearan cuentas secundarias para poder jugar mientras pasaba el castigo.

Al darse cuenta de esto, la compañía creadora, Riot Games, se vio obligada a cambiar su sistema de baneos. Actualmente, el castigo consiste en esperar veinte minutos antes de poder entrar en una partida cinco veces. Esto hace que ahora el castigo sea imposible de evitar, por lo que el comportamiento de los jugadores ha mejorado notablemente.

 

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