¿Son los exámenes genéticos la solución a la muerte súbita?
16 febrero, 2013 | Por Alba Redondo | Categoría: Humanos“Estuve 30 segundos muerto sobre el terreno de juego”. Estas son las palabras de Miguel Ángel García Tébar, ex jugador del Salamanca que sufrió una parada cardiorrespiratoria durante un partido contra el Real Betis en el Helmántico. Su historia tiene un final feliz gracias a la rapidez con la que actuó el doctor Tomás Calero, jefe de los servicios médicos del club sevillano, y demás sanitarios de ambos conjuntos.

La génetica tiene una parte de la respuesta al interrogante de la muerte súbita. Foto CC BY Alex of Gothenburg.
Desde hace años el deporte se encuentra lastrado con la iniquidad de la muerte súbita. Personas anónimas o reconocidas mundialmente que practican deporte padecen cardiopatías con final feliz, como el caso mencionado anteriormente, o con menos suerte, como Dani Jarque o Antonio Puerta. Ante esta problemática, cada vez se está tomando mayor conciencia, tanto por los servicios médicos de los clubes como por los entrenadores o federaciones, para intentar salvar vidas de pequeños o mayores.
Pero, ¿a qué llamamos muerte súbita? Juan Antonio Corbalán, cardiólogo y ex jugador del Real Madrid y de la selección española de Baloncesto, la define como “la muerte producida de forma repentina e inesperada en una persona sana y sin enfermedad conocida que la pudiera explicar, así como en ausencia de violencia o traumatismo, y presenciada por alguien que constata la relación entre el estado previo a la muerte y la propia muerte”. Además, en el caso de la muerte súbita en el deporte, matiza que se debe dar “instantánea o una hora antes o después de la práctica deportiva”.
El galeno asume que este mal se puede producir por varias causas, aunque no siempre es posible identificarlas. Aún así, explica que puede presentarse de dos formas: la muerte súbita cardíaca y la muerte súbita no cardíaca.
La primera categoría puede subdividirse en dos. En la coronaria –relacionada con la cardiopatía isquémica, el infarto de miocardio fundamentalmente– suele corresponderse con arteriosclerosis de las arterias coronarias o malformaciones, embolismos o aneurismáticas de la arteria aorta. La otra es la no coronaria. Este es el caso más relacionado con las muertes que han sucedido en el deporte. Pueden darse en algunas anomalías de las válvulas cardíacas pero las causas más frecuentes son los síndromes de QT largo, las miocardiopatías, canalopatías u otras alteraciones congénitas. En cuanto a la muerte súbita no cardíaca, puede ser vascular. En este grupo se engloban las muertes debidas a alteraciones de los vasos sanguíneos y su rotura provoca derrames en los órganos nobles. “Todos estos tipos de enfermedades ocasionan alteraciones cardíacas o vasculares que son incompatibles con la vida por diferentes motivos, desde una rotura cardíaca tras un infarto, a una arritmia letal como la fibrilación ventricular o un derrame cerebral”, explica Corbalán.
El ex futbolista del Real Madrid Rubén De la Red sufrió un desmayo durante un partido de Copa del Rey contra el Real Unión de Irún. Al jugador se le determinó en primera instancia síncope por esfuerzo. Tras ser sometido a varias pruebas, los cardiólogos diagnosticaron que el madrileño sufrió una arritmia cardíaca. Aunque, como él mismo manifiesta, “seguro no se puede saber porque en ese momento no tenía ningún aparato para registrarlo, pero fue eso casi al cien por cien”.
De la Red explica que tiempo después se le realizó una resonancia magnética. Esta prueba reveló que tenía una pequeña cicatriz en el corazón, es decir, una miocarditis producida por “un día que me he encontrado con fiebre, he estado bajo de defensas y eso me ha afectado al miocardio”. Y es esta cicatriz la causa por la que el ex jugador tiene arritmias.
El caso de García Tébar fue más grave. En el Helmántico se vivieron minutos de angustia y tensión. El futbolista cayó desplomado sobre el césped del estadio salmantino, donde tuvo que aplicársele el Protocolo de Resucitación Cardiopulmonar (PRC), como se llama al conjunto de maniobras que se realizan para revertir una situación de parada cardiorrespiratoria devolviendo, de esta forma, al paciente a un estado de ritmo cardíaco eficaz.
El primero en llegar hasta el jugador fue el doctor Tomás Calero. “Lo primero que haces una vez que lo ves totalmente inconsciente y en parada cardiorrespiratoria es intentar abrir la vía aérea con el tubo de Guedel y, a partir de ahí, instas al masaje cardíaco que es lo más importante. Vi que el jugador intentaba reaccionar al masaje cardíaco pero la segunda vez no respondía y en ese momento ya pasamos a ponerle los parches y a testarle con el desfibrilador, que fue el que detectó rápidamente que había una arritmia maligna y dio un primer ‘chispazo’. Seguimos con el proceso de resucitación y tuvimos que darle un segundo choque eléctrico y ya en éste fue cuando el jugador recobró el pulso y automáticamente la consciencia y más o menos se quedó estabilizado”.
La causa de este incidente, que derivó en una parada cardiorrespiratoria, fue la obstrucción de grasa de una arteria. Tal y como explica el jugador, “es un coágulo de grasa en una de las arterias principales. Al no llegar sangre al corazón, se me paró”. Esto no significa que el futbolista tuviera más colesterol de lo normal, es más, asegura que este nivel estaba “por debajo de la media”.
Otro de los casos con final feliz que ha vivido el fútbol español ha sido el de Rafael Moreno, ex jugador del Atlético Pulpileño, club de la Tercera División murciana. Durante la segunda mitad de un partido de liga tuvo que retirarse a los vestuarios al sufrir una taquicardia. Moreno realmente estaba sufriendo un infarto de miocardio de índole genético. Él mismo señala que es un gen que padece “y eso es lo que están estudiando los cardiólogos ahora, si lo he adquirido por parte de mi padre o de mi madre”. Tuvo la suerte de que no llegó a perder la conciencia en ningún momento.
En los tres casos los deportistas sufrieron síntomas previos como sudoración, calor en el pecho, calor en la cabeza, fatiga o presión en el pecho entre otras.
Controles sanitarios
Una de las preguntas clave es si la muerte súbita puede prevenirse mediante unos controles estrictos a los deportistas.
El pasado verano, la selección española de fútbol disputó la Eurocopa de Polonia y Ucrania. El doctor Cota, médico de la selección y del Celta, asegura que antes de participar en este campeonato la UEFA exigió “la realización de unos estudios a todos los futbolistas que fueron convocados con la selección”, que tuvieron que remitirles cuatro semanas antes. Estos estudios incluyeron un electrocardiograma en reposo, un ecocardiograma y analíticas de sangre y orina.
Pero, ¿son estos controles los suficientes o, por el contrario, tienen que pasar más pruebas médicas los deportistas?
El doctor Cota señala que “la experiencia dice que los controles son los suficientes y se detectan más patologías con ellos, pero en un futuro habrá que mejorarlos con la introducción de nuevos exámenes como, por ejemplo, estudios genéticos”. Juan Antonio Corbalán subraya que “no puede haber nadie compitiendo sin una licencia firmada por un médico”, y esto se debería exigir en todos los ámbitos.
Por otro lado, el doctor Calero considera que “los controles sanitarios que se hacen en España son muy buenos. Más que buenos, son los correctos, los que la Sociedad Deportiva de Cardiología nos pide que hagamos. Si hubiera un nuevo test que la Comisión de Cardiólogos de la Liga de Fútbol Profesional nos obligara a realizar para intentar evitar en lo posible casos de muerte súbita o posibles casos desencadenantes de patologías cardíacas, nosotros lo haríamos, pero ahora nos exigen las pruebas convencionales y es lo que realizamos protocolariamente todos los años”.
Sin duda, una de las pruebas a las que más se someten los deportistas es el electrocardiograma. Es rápida, sencilla, relativamente económica y no dolorosa. El doctor Luis Azcona lo define, en el Libro de la Salud Cardiovascular del Hospital San Carlos y la Fundación BBVA, como “un gráfico en el que se estudian las variaciones de voltaje en relación con el tiempo. Consiste en registrar, en un formato especialmente adaptado (tiras de papel milimetrado), la actividad de la corriente eléctrica que se está desarrollando en el corazón durante un tiempo determinado (en un electrocardiograma normal no suele exceder de treinta segundos)”.
Otro de los estudios que pasan los deportistas es la ecografía, una de las técnicas de imagen más empleadas en la Medicina. El doctor Pérez de la Isla, en el Libro de la Salud Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos y la Fundación BBVA, asegura que “casi siempre que se realiza un ecocardiograma se lleva a cabo un estudio mediante la técnica de Doppler. Esta técnica se utiliza fundamentalmente para el análisis del movimiento. Como en el aparato la estructura más móvil es la sangre del interior del corazón, las venas y las arterias, tradicionalmente el Doppler se ha empleado para analizar su dirección, su sentido, su velocidad y su aceleración”.
La principal limitación de la ecografía, determina el doctor Pérez, es que está limitada por la presencia de la mala ventana ecocardiográfica. Esto quiere decir que, debido a las características del tórax del paciente, los ultrasonidos que se utilizan pueden no atravesar los tejidos para llegar hasta el corazón, ser reflejados y regresar de nuevo al transductor para así dar lugar a las imágenes del órgano.
Con frecuencia vemos imágenes en la televisión de deportistas, sobre todo de futbolistas que han fichado por un nuevo club, corriendo sobre una cinta. Esta es la llamada prueba de esfuerzo o ergometría. En ella se valora la respuesta que da el corazón a un determinado ejercicio físico realizado de forma progresiva. Esta exploración se utiliza con mucha frecuencia y facilita importantes datos diagnósticos y pronósticos.
La persona a estudiar se sube a la cinta y comienza a correr sobre la misma de tal forma que el organismo necesita mayores índices tanto de oxígeno como de glucosa y el corazón debe aumentar su frecuencia de bombeo. Así, sometiendo al órgano del paciente a un trabajo de esfuerzo vigilado y monitorizando su electrocardiograma, se pueden llegar a diagnosticar sintomatologías cardiovasculares que no se manifiestan con el sujeto en reposo. Esta prueba se puede ver interrumpida si la persona en cuestión se encuentra bastante fatigada o aparecen en mitad de la misma anomalías relevantes como una angina de pecho o un comportamiento anormal de la tensión arterial. Para una valoración más precisa, en esta prueba se puede emplear un sistema más especial conectando al paciente con una mascarilla que analiza y mide los gases respirados por esta persona.
En los últimos años, la resonancia magnética cardíaca ha llegado a ser una valiosísima técnica para la investigación y posterior estudio de las enfermedades cardiovasculares. Diversos estudios han determinado que esta prueba es muy superior a otras pruebas diagnósticas de patologías cardiológicas y, por ello, se utiliza en la valoración clínica de la anatomía y la función del corazón y los grandes vasos sanguíneos. La mayor ventaja de esta reside en la seguridad del diagnóstico. Además, los avances en la misma permiten que se amplíen sus aplicaciones y que pueda ser realizada en un espacio corto de tiempo. Pero el inconveniente que tiene es que es más costosa que las anteriores técnicas expuestas.
En el Libro de la Salud Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos y la Fundación BBVA, el doctor Maroto explica que “en la cardiopatía coronaria tiene suma importancia el estudio del infarto agudo de miocardio, la extensión y localización del mismo y, sobre todo, la existencia de zonas aturdidas o hibernadas con probabilidad de recuperación funcional. Es probablemente la técnica que más información aporta sobre el estado de la placa de ateroma, estable o inestable (posibilidad de ruptura con formación de trombos intraarteriales), de suma importancia pronóstica”.
Maroto también asegura que “la resonancia magnética de estrés combinada con la infusión de dobutamina se puede utilizar para detectar anomalías en la contractilidad miocárdica causadas por isquemia o alteraciones en la perfusión”.
Otros estudios a los que son sometidos los deportistas son la analítica sanguínea y la analítica urinaria. Las menos costosas y las que más se realizan por su sencillez.
Conocidos todos estos tipos de pruebas cabe preguntarnos a qué pruebas fueron sometidos los futbolistas que sobrevivieron a las diversas cardiopatías expuestas anteriormente.
En el caso de Miguel Ángel García, asegura que ese año en el Salamanca se le realizaron unos estudios “bastante completos”. Se le practicaron una resonancia del corazón, un electrocardiograma, pruebas físicas y una ecografía. “Lo que muchos equipos no hacen. Allí me realizaron un estudio muy completo y todo fue positivo”. Ninguna de las pruebas determinó ninguna anomalía cardíaca.
De hecho, el ex jugador subraya que hace seis años, cuando vestía la elástica del Cádiz (año en el que falleció el jugador del Sevilla Antonio Puerta), la Junta de Andalucía aprobó que todos los jugadores profesionales de los clubes andaluces que quisieran podrían acudir al hospital para que se les practicara un estudio exhaustivo del corazón. “Yo me lo hice voluntariamente y los resultados fueron todos positivos, es decir, no tenía ningún problema en el corazón”, asegura.
Rubén De la Red pasó un electrocardiograma, un ecocardiograma, analíticas y pruebas de esfuerzo y en ningún caso le fue detectada ninguna patología. Diversas pruebas también se le practicaron a Rafael Moreno, que tampoco revelaron ningún mal.
Pero todos estos controles dependen mucho del club al que estén vinculados los deportistas, fundamentalmente por motivos económicos.
De tal forma, el doctor Calero expresa que “cada uno habla un poco de la dependencia del club al que pertenece. Sí te puedo decir que desde que soy jefe de los servicios médicos del Real Betis, y llevo desde el año 1997, nosotros siempre hemos tenido mucha conciencia de la redundancia en este tipo de cosas. Es más, nosotros incluso a nuestros escalafones inferiores les hacemos pasar pruebas cardíacas importantes, no sólo al primer equipo. No creo que haya ningún jugador del Betis al que no se le haya hecho un electrocardio”.
Los exámenes genéticos
Algunas patologías cardíacas vienen derivadas de un gen mal formado que da lugar a diversas problemáticas cardiovasculares, como en el caso citado de Rafael Moreno. Es por ello que cabe preguntarnos si la prueba definitiva, y que pueda implantarse en un futuro cercano, será la realización a los deportistas de exámenes genéticos que determinen si pueden competir a nivel profesional o no.
La transmisión de la información genética de padres a hijos es uno de los procesos más controlados para poder diagnosticar una determinada patología y, por tanto, poder prevenirla.
La molécula portadora de toda la información antes mencionada es el ácido desoxirribonucleico, más conocido como ADN. El ADN es el material con el que los genes están codificados.
Los doctores Antonio López Farré y Carlos Macaya Miguel exponen, en el Libro de la Salud Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos y la Fundación BBVA, que la causa cardíaca está detrás del 85% de los casos de muerte súbita y que cuando el afectado es menor de 40 años suele asociarse a una cardiopatía congénita o enfermedad de transmisión genética, mientras que si es de mayor edad está relacionada con la cardiopatía isquémica, enfermedad degenerativa de las arterias coronarias.
Generalmente, las patologías cardiovasculares de origen genético son asociadas fundamentalmente a problemas arritmológicos.
Las arritmias derivadas de la genética se dividen en dos grandes categorías, tal y como indican estos doctores. La primera de ellas es la genética de las arritmias supraventriculares, que se divide en la fibrilación auricular –aparece en pacientes con hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca, cardiopatía isquémica o que están sometidos a hemodiálisis. Se han identificado cuatro genes en los que las modificaciones en su secuencia genética se han asociado con la fibrilación auricular y que codifican proteínas de canales de potasio– y las taquicardias supraventriculares paroxísticas –en esta enfermedad se presentan varias vías accesorias que conectan directamente aurículas y ventrículos y esto no deja que los impulsos cardíacos pasen a través del nodo auriculoventricular y, por tanto, se produce una preexcitación ventricular–.
La segunda división que hacen López y Macaya corresponde a la genética de las arritmias ventriculares. En esta categoría se encuentra el QT Largo, que según señalan los galenos es una enfermedad hereditaria caracterizada por una prolongación en la repolarización ventricular que se manifiesta en una prolongación del segmento QT en el electrocardiograma. Está asociada a un elevado riesgo de muerte súbita por arritmia ventricular.
López Farré y Macaya Miguel indican que también se encuentra en esta división la taquicardia ventricular polimórfica catecolaminérgica. Explican que algunos pacientes sin cardiopatía estructural presentan taquicardias ventriculares bidireccionales, síncope o convulsiones cuando realizan ejercicio físico o se someten a estrés emocional. Estas arritmias se asocian a la mutación de dos genes.
Por otro lado, los doctores nos indican otra categoría conocida como el Síndrome de Brugada. Según estos, se caracteriza por la elevación del segmento ST en el electrocardiograma, el bloqueo de la rama derecha y un riesgo mayor de muerte súbita cardíaca. Se considera que el 12% de las muertes súbitas totales es debido a este síndrome, así como el 20% de las muertes que ocurren en pacientes con corazones estructuralmente normales.
La última categoría es la displasia arritmogénica del ventrículo derecho que, según siguen exponiendo los galenos, es una cardiomiopatía de origen genético hereditario y se caracteriza por el reemplazo del miocardio del ventrículo derecho por tejido fibrograso (tejido fibroso y tejido graso), lo que se asocia a taquiarritmias originadas en el ventrículo derecho. En algunas ocasiones el ventrículo izquierdo también puede estar implicado en esta anomalía. Desde el punto de vista genético, probablemente esta patología es la más difícil de determinar ya que, a pesar de ser una enfermedad de transmisión genética, no se conocen los genes específicos involucrados en ella.
López Farré y Macaya Miguel están seguros de que los estudios genéticos pueden prevenir los posibles casos de muerte súbita. Sin embargo, no existen muchos centros en el mundo capaces de determinar una analítica genética cardiovascular. Esto es así por la complejidad de su realización y porque las mutaciones descritas se incrementan con gran facilidad.
En este sentido, el doctor Tomás Calero expresa su opinión afirmando que “el examen genético está en lo alto de la mesa. Lo único que ocurre es que hoy por hoy no nos garantiza un cien por cien de la patología cardíaca y ni tampoco nos dice que porque tenga un gen positivo la persona vaya a ser susceptible de padecerlo al cien por cien. Lo que sí es verdad es que, cuando ya aparecen una serie de alternativas o alteraciones, si se confirman con el mapa genético la contundencia del diagnóstico se multiplica por diez. Pero, hoy en día, incluso si a ti te sale un fenotipo que te da la posibilidad de ser susceptible de padecerla, no significa que por ello la vayas a padecer. Nos encontramos en una fase embrionaria en cuanto a la confirmación o no de los mapas genéticos para desarrollar una patología cardíaca”.
Rubén De la Red confirma que se le han practicado estos estudios genéticos y manifiesta que “todo ha salido clínicamente bien”.
La importancia del desfibrilador
Cuando una persona entra en parada cardiorrespiratoria ha de aplicársele el protocolo de resucitación cardiopulmonar. Primero, hay que poner al paciente en la posición correcta para realizar dicha maniobra. Lo segundo sería abrir la vía aérea y aplicar el masaje cardíaco. Después nos encontraríamos con la ventilación y, por último, entraría en juego el proceso de desfibrilación eléctrica.
Es de tal importancia esta última fase que se está intentando concienciar a los distintos organismos públicos de la necesidad de que haya desfibriladores disponibles y de que a estos pueda acceder cualquier ciudadano así como de informar a la población de los pasos que hay que seguir en el proceso del protocolo de resucitación cardiopulmonar y del manejo de un desfibrilador.
Todo el mundo debe saber que la rapidez en el uso del desfibrilador es esencial para que una persona con una parada cardiorrespiratoria pueda tener la oportunidad de volver a la vida. Si estas máquinas fueran accesibles y visibles para cualquier persona, solamente en España se podrían salvar al año unas 4.500 vidas.
¿En qué consiste la desfibrilación? Esta máquina aplica al paciente un choque eléctrico de corriente continua e interviene en la parada cardiorrespiratoria del sujeto en cuestión.
“El único tratamiento efectivo para terminar una fibrilación ventricular es la desfibrilación mediante un choque eléctrico aplicado entre dos palas que se colocan sobre el tórax del paciente: una sobre el esternón y otra en la región submamaria izquierda. Las últimas recomendaciones proponen desfibrilar siempre con la mayor energía que dé el desfibrilador, excepto en niños, en quienes se aplicarán 2 julios/kg de peso para el primer choque y 4 julios/kg de peso para los sucesivos”, según cita el doctor Nicasio Pérez Castellano en el Libro de la Salud Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos y la Fundación BBVA.
De nuevo, el doctor Tomás Calero explica que “el desfibrilador lo que hace automáticamente es un auto-checking, que te valora si la arritmia que tiene es susceptible o no de ser reconvertida con un ‘chispazo’, es decir, una descarga eléctrica. Y en el caso de Miguel Ángel García detectó que era una arritmia reconvertible con este tipo de descargas. A partir de ahí necesitó dos descargas y en la segunda volvió a coger pulso. Vimos que la vía aérea estaba ya totalmente permeable, recuperó la conciencia, esperamos un minuto para que no volviera a recaer y vimos la posibilidad de que fuera trasladado al hospital”.
La rápida actuación del galeno bético hizo que el jugador volviera a la vida. Pero, ante esto, Calero manifiesta que “en esta vida no se puede saber qué pasará en un futuro pero, indudablemente, el máximo protagonista de todo fue el desfibrilador. Aunque hubiésemos llegado nosotros y hubiésemos estado con el masaje cardíaco, la supervivencia vital de Miguel fue debido al desfibrilador. Si no le hubiese dado esa descarga, hubiera seguido estando en arritmia, hubiera estado mucho más tiempo en inconsciencia y no sabríamos exactamente qué desenlace para su persona y para su salud hubiese llegado a producir”, subraya.
El propio futbolista afirma que en el segundo chispazo que se le dio con el desfibrilador “fue cuando mi corazón volvió a la normalidad y volvió a latir. Ahí fue cuando yo volví a recuperar la conciencia. Fue cuestión de veinte segundos lo que tardaron. El doctor me vio caer y él, que es experto en cardiología, supo prácticamente qué era lo que me estaba pasando porque no tardaron nada. La rápida actuación que tuvieron ellos fue la clave. Que se actuara con tanta rapidez fue vital para que hoy no tenga ninguna secuela”, matiza.
“Aquí lo importante y la moraleja es que en situaciones de este tipo haya un desfibrilador, porque si no lo hay existen pocas posibilidades de que la persona sobreviva”, determina Calero.
Ante lo vivido, Miguel Ángel García quiere resaltar la importancia de este aparato: “tenemos que mentalizarnos de que este aparato nos puede salvar la vida, como fue mi caso. He visto que cada vez hay más incidentes de personas igual que el mío; deportistas que no tienen ningún problema de corazón ni ninguna otra patología y les está pasando. Ahora mismo es imprescindible, pero ya no sólo en los campos de fútbol sino en cualquier instalación deportiva, en las estaciones de trenes, en los centros sociales… Al final creo que va a formar parte de nuestras vidas”.
Y asegura: “Yo caí muerto. Si por un aparato se ha salvado una vida, imagínate la de vidas que se pueden salvar al cabo del día, ya no te digo ni del mes ni del año, te estoy diciendo del día, porque ten en cuenta que el 80% de los fallecimientos por muerte súbita se podrían evitar con un desfibrilador”.
Es por ello que el doctor Calero recalca que “el éxito de Miguel y la vida de Miguel han dependido del desfibrilador y lo más importante es que cualquier persona, ya no hace falta que sea jugador, ante una situación crítica como la que pasó Miguel tenga la posibilidad de tener un desfibrilador al lado que le pueda devolver a la vida”.
En el pasado año 2012, el presidente de la Federación Andaluza de Fútbol (FAF), Eduardo Herrera, presentó una campaña pionera en el país al convertir a esta Federación en la primera que entregaría a cada uno de sus clubes un desfibrilador.
Buena cuenta de la importancia que está cobrando dicha máquina en el mundo del deporte es que la Asociación de Futbolistas (AFE) y la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) alcanzaron, hace algunos meses, un acuerdo para que todos los estadios de Tercera División tuviesen a partir de la presente temporada 2012/2013 un desfibrilador Zoll. Los campos de fútbol de Primera División, Segunda y Segunda B ya contaban con este por normativa.
“Indistintamente de la categoría nacional en la que militen, la vida de los futbolistas es igual de importante y, por ello, nos sentimos orgullosos y tremendamente satisfechos de haber sido capaces de alcanzar los acuerdos que fomentan la seguridad y eficaz auxilio no sólo de jugadores sino también de todas aquellas personas que presencian los casi doscientos encuentros de Tercera que se disputan cada fin de semana”, rezaba el comunicado del sindicato de futbolistas.
El desfibrilador automático implantado (DAI)
Pero no sólo existen desfibriladores externos a la persona, sino que también pueden estar implantados en el cuerpo del sujeto que sufra la anomalía cardíaca.
El doctor Javier Pindado Rodríguez, en el Libro de la Salud Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos y la Fundación BBVA, lo define como “un dispositivo que se compone de unos electrodos alojados en el interior del corazón y de una pila que se sitúa debajo de la piel a la altura de la clavícula izquierda”.
Este generador se coloca en la punta del ventrículo derecho unido con un cable. Un sensor que recubre el aparato permite identificar el momento en el que aparece una arritmia rápida que podría ser potencialmente letal. Después de varios segundos, este sistema efectúa una descarga eléctrica interna que hace recuperar al paciente, quien, en ciertas ocasiones, puede marearse o incluso perder el conocimiento.
El desfibrilador automático implantado ha demostrado que su mayor beneficio está en los pacientes en los que la fuerza contráctil del corazón se encuentra por debajo del 35% tras haber sufrido un infarto de miocardio.
El proceso para colocar un desfibrilador de estas características suele durar alrededor de una hora, y el paciente puede regresar a su casa al día siguiente o dos días después de haber sido sometido a la intervención.
A Rafa Moreno se le tuvo que implantar un DAI después de la arritmia maligna que sufrió. Así lo explica: “Me implantaron un desfibrilador por debajo de la clavícula, un aparato de electrodos que va al corazón y esto hace que detecte cualquier arritmia o que cualquier infarto lo controle él mismo. Desde entonces no he vuelto a padecer ninguna anomalía porque prácticamente no puedo hacer nada. Al principio subía una simple escalera y tenía mucha fatiga”.
También a Rubén De la Red se le colocó un desfibrilador automático implantable tiempo después de haber sufrido el síncope en Irún.
El caso de Miguel Ángel García es distinto. Él fue intervenido para instaurarle un stent. Javier Urra y Jesús Sánchez explican, en su libro SOS… Infarto de miocardio, que un stent es una endoprótesis vascular –porque realmente se trata de una prótesis que se deja colocada en el interior de la luz de un vaso, en este caso de una arteria coronaria–. Es un dispositivo metálico muy pequeño de acero, cromocobalto o titanio, que es expandible, como si se tratara de un muelle, y que se deja insertado en la zona de la arteria coronaria que está estenosada con el fin de aumentar su diámetro interno y su luz arterial y de que no se vuelva a obstruir, porque el propio stent lo impide.
Dicha endoprótesis formará parte de la anatomía del propio paciente en el plazo de un mes después de la intervención, al quedar recubierta completamente por el tejido interior que compone la arteria.
Urra y Sánchez, además, aseguran que, “en cualquier caso, tras esta técnica los especialistas incorporarán en el tratamiento del sujeto un antiagrepante plaquetario con el fin de conseguir disminuir la viscosidad de las plaquetas, que son las células de sangre que se agrupan para formar un coágulo, y así evitar un sangrado en situaciones de normalidad. Se utilizará dicho medicamento para evitar que se formen trombos o coágulos dentro del stent”.
Pero el stent implantado entraña ciertos riesgos, como la posibilidad de que este se trombose, se formen coágulos o haya una reincidencia en la anomalía y el stent se obstruya en su interior.
¿Cómo es la vida después de sobrevivir a la muerte súbita? A lo largo de esta investigación se han desarrollado paralelamente los tecnicismos médicos con ejemplos de doctores y de tres deportistas que han sobrevivido a la muerte súbita. Pero, ¿cómo les ha cambiado la vida a estos futbolistas y qué hacen en la actualidad?
En el caso de Rubén De la Red, lleva una vida tranquila junto a su familia y sus amigos. Actualmente, es el primer entrenador del Cadete B del Real Madrid, por lo que sigue ligado a la entidad blanca. Tras año y medio viajando y visitando a diferentes especialistas en busca de una explicación al síncope sufrido en Irún, le tuvieron que implantar un desfibrilador, como ya se ha mencionado anteriormente, por lo que tuvo que retirarse profesionalmente cuando se encontraba en el mejor momento de su carrera deportiva.
Miguel Ángel García ha sido la imagen de una empresa que comercializa desfibriladores de tercera generación en España. Asegura encontrarse “muy bien”, como si no le hubiera pasado nada. “A mí de hecho me han recomendado hacer deporte porque mi corazón casi no sufrió, está para trabajar al 98% y eso es como el de cualquier persona normal y corriente”, subraya.
El ex futbolista asegura que al principio pasó “mucho miedo, porque lo tienes metido en la cabeza, pero conforme va pasando el tiempo se te va quitando. Practico mucho padel, me exijo muchísimo y mientras estoy corriendo o jugando no pienso en ningún momento en que me vuelva a pasar”.
El caso opuesto lo encontramos en Rafa Moreno. El ex jugador no puede hacer prácticamente ninguna actividad porque la fatiga le aparece enseguida.
Por todo ello, ¿serían los exámenes genéticos las pruebas del futuro para prevenir la muerte súbita? Por lo expuesto en párrafos anteriores, quizá alguna vida se salvaría gracias a estos estudios. Pero, ¿serán los organismos e instituciones capaces de invertir en un seguro de vida?