“Smart models”, predecir la conducta

29 junio, 2012 | Por | Categoría: Negocios
Muchas son las empresas que están desarrollando sistemas diferentes para controlar los comportamientos y actos de los habitantes de un pueblo, de una ciudad o de países enteros. En España, concretamente en Madrid, GAMCO trabaja, día tras día, para hacer la vida de muchas instituciones mucho más sencilla. El caso concreto lo encontramos en su modelo de red neuronal que responde al nombre Smart Model.

¿Se puede predecir la conducta de las personas como si fueran robots? Foto CC BY Steve Jurvetson.

Los avances en la Inteligencia Artificial son cada día más significativos. Se prevé que, en unos años, un banquero pueda decidir si dar un crédito bancario o no haciendo “click” en un ordenador que le dirá, en pocos segundos, si es fiable prestar dinero a la persona que está sentada frente a él o si, por el contrario, está tratando con un moroso en potencia. La tecnología GAMCO es de las más avanzadas de España en este ámbito, y su programa ofrece la posibilidad de hacer predicciones que van desde la delincuencia hasta el consumo eléctrico que va a haber en un país en un momento  determinado del año. Toda esa visión sobre la Inteligencia Artificial, que es propia de algunas de las películas más taquilleras de Hollywood, se convertirá en nuestro pan de cada día en un futuro que parece cada vez más cercano.

Una persona de Sevilla se levanta por la mañana con ganas de delinquir, se viste y desayuna tranquilo viendo las noticias más importantes de la jornada. Deja el tazón de cereales, ahora vacío, en el fregadero y coge su coche de alta gama del garaje. Para ir al trabajo siempre recorre el mismo camino, haya o no tráfico, pero de pronto toma una desviación para introducirse en una zona llena de bajos comerciales. Frena y se queda observando el entorno unos minutos, pensando en algo. De pronto pisa el acelerador, gira el volante rápido, invade el carril contrario y, a gran velocidad, estampa su todoterreno contra el escaparate de una farmacia. Aprovecha la confusión reinante a su alrededor para llevarse todo el dinero de una caja registradora que yace rota en el suelo. En cuestión de segundos, el ladrón ha desaparecido de la escena del crimen con dinero y adrenalina de sobra, pero sin coche. No le importa, era robado. No es la primera vez que lo hace, pero nadie lo podría saber ya que jamás le relacionarían con aquel otro hurto efectuado a 600 kilómetros de allí. Pero lo que el delincuente ignora es que, con el sistema Smart Model, se pueden encontrar relaciones entre datos que aparentemente no tienen nada que ver y, por lo tanto, se pueden crear conexiones basadas en numerosas variables. Así pues, nuestro ladrón de Sevilla podría ser relacionado con el robo, por ejemplo, de Santander, gracias a un software, en tan sólo unos segundos.

La misma mañana en la que el delincuente comete su alunizaje, un banquero acude al trabajo como cualquier otro día. Transacciones, cuentas, inversiones… lo de siempre. Tras enfundarse en su traje, arranca su coche y acude, tras el atasco de rigor, a su entidad. A lo largo de la mañana la normalidad es la tónica dominante y el máximo momento de emoción se fundamenta en elegir uno entre varios tipos de café a medio día. Al caer la tarde, un cliente más se sienta frente al banquero, con la intención de pedir un crédito para un coche. Éste, tras introducir unos datos en el ordenador, directamente se lo niega. Según Rafael Pax Sánchez, jefe del departamento I+D de GAMCO, “con el modelo Smart Model podemos predecir, de manera aproximada, si un sujeto ‘A’ puede cometer morosidad en el futuro o si, por el contrario, concederle un crédito no supone riesgo alguno para una entidad bancaria”.

Aprendizaje humano

Se puede reducir el funcionamiento de los Smart Models a la labor que cumpliría un bibliotecario acostumbrado a aconsejar a los lectores que van a su biblioteca. Un joven acude al establecimiento, indeciso, sin saber qué libro escoger. El bibliotecario, con afán de ayudarle, teclea su nombre en el ordenador y observa con detenimiento la lista de libros que ha cogido en el último mes: Desnudando a Google, El lado oscuro de la red y El engaño de Google. El bibliotecario contempla cómo todos los libros hablan sobre el mismo tema, por lo que decide recomendarle al ávido lector Los Numerati. Como el bibliotecario, un Smart Model analizaría una serie de datos históricos y crearía una predicción basada en los mismos. Pero, ¿de dónde salen estos modelos? De GAMCO Engine Neural Models (GENM), un sistema avanzado que genera Smart Models sin intervención del usuario, donde únicamente hay que proporcionarle una fuente de datos históricos y un objetivo. Así pues, “GENM daría la probabilidad porcentual, en pocos segundos, de que un libro determinado pueda ser del gusto de un lector concreto”, sostiene Rafael Pax Sánchez.

Igual que el bibliotecario necesita tiempo para conocer los gustos de sus lectores, todo sistema de red neuronal necesita su propio entrenamiento para que funcione correctamente y ofrezca los datos más fiables posibles. Para la configuración de estos smart models, la plataforma GENM usa diferentes técnicas y, de este modo, se acerca lo más posible al futuro. Una de ellas es la denominada “Lógica Difusa” o Fuzzy Logic. Un ordenador suele dar dos opciones: sí o no,  aceptar o cancelar, blanco o negro. Pero el mundo no está configurado respondiendo sólo a una posibilidad entre dos, sobre todo en lo que atañe a las personas y su forma de actuar. Para analizar el comportamiento humano influyen infinidad de factores que pueden llevar a un sujeto a obrar de una forma u otra; desde su edad hasta su sexo, pasando por estado civil, círculo de amigos o situación familiar. La lógica difusa le dice al ordenador que tenga en cuenta todos estos factores para, así, aproximarse hacia una realidad lo más fiable posible. Se acabó el “sí o no” para pasar a un “tal vez”, “puede ser” o “es probable”, y el “blanco o negro” deriva en una escala de grises.

Entonces, para aplicar estos sistemas, ¿el banquero o el bibliotecario deberían ser genios de la informática? En absoluto. Para GAMCO sería como afirmar que esas dos personas tienen que comprender el funcionamiento de un microondas para poder calentar el café matutino, algo nada más lejos de la realidad. Utilizar el software de esta empresa es tan sencillo como abrir un procesador de texto en el ordenador o trabajar con una plantilla de Excel. Sólo requiere un aprendizaje basado en el uso de la aplicación. “Lo que pretendemos es que el cliente no tenga que tener noción previa alguna sobre informática ni redes neuronales. Al fin y al cabo, todo el mundo usa Google y casi nadie sabe cómo funciona. Le proporcionaríamos al cliente un par de aplicaciones para instalar en el ordenador y desde la que manejar los Smart models“, asegura Rafael Pax Sánchez.

El cliente, además, tendría la posibilidad de elegir de qué forma quiere trabajar con estas redes neuronales. Si su empresa es muy grande, con mucho potencial económico, sea el caso del banquero, podría instalar la infraestructura necesaria en su compañía para soportar estos procesos informáticos. Sería como si un amante de los coches decidiera poner una cadena de montaje en su propia casa, donde la empresa que se la instala ya no tendría que intervenir una vez puesta en funcionamiento.

Sin embargo, ¿qué sucede con el bibliotecario? ¿Tendría que eliminar varias de sus estanterías y pedir cuatro créditos bancarios para albergar el poderoso entramado de procesadores y equipos informáticos que requiere el uso de los Smart models? En absoluto. Le bastaría con instalar una sencilla aplicación en su ordenador que funcionase a través de internet. Así, sólo tendría que informar a GAMCO acerca de qué clase de estudio quiere realizar, apoyado en qué base de datos, y todos los complejos procesos informáticos se desarrollarían en la propia empresa, que emitiría después un informe al usuario con los datos del estudio. Además, el bibliotecario podría acceder a sus análisis no sólo a través del ordenador, sino también desde su teléfono o cualquier otro dispositivo con conexión a internet. En esencia, sería como si el amante de los automóviles decidiera que, aunque una cadena de montaje quizás le ocupe demasiado espacio, quiere un determinado modelo de coche, con unas características elegidas por él. Se lo encargaría al fabricante, que se lo enviaría a su propia puerta.

Las posibilidades de uso de esta herramienta inteligente creada por GAMCO sólo están limitadas por la propia imaginación práctica del cliente que lo contrata. Las aplicaciones son prácticamente infinitas: desde el estudio pormenorizado de los públicos objetivos de un nuevo producto lanzado por una empresa, hasta determinar si un paciente es apropiado para un trasplante, acelerando así las listas de espera de los hospitales. Al final, los modelos de inteligencia artificial propuestos por el cine y la literatura a lo largo de décadas están comenzando a hacer su aparición, dando paso a programas y sistemas cuyo desarrollo y potencial escaparían, incluso, a la portentosa e imaginativa mente de Isaac Asimov.

Los Smart Model son pequeños módulos inteligentes capaces de encontrar relaciones entre datos que aparentemente no tienen nada que ver. Estos módulos se adaptan al flujo de información que se les proporciona, quedándose con la “esencia” de esos datos y reconfigurándose de forma continua. Trabajando en sincronía, estos modelos pueden ser usados para el análisis de datos con varias variables, realización de predicciones,ejecución de simulaciones, clasificación y segmentación. También pueden ser usados para la detección de posibilidades de optimización a nivel logístico, financiero o comercial.

Pequeños e inteligentes

Los Smart Model son pequeños módulos inteligentes capaces de encontrar relaciones entre datos que aparentemente no tienen nada que ver. Estos módulos se adaptan al flujo de información que se les proporciona, quedándose con la “esencia” de esos datos y reconfigurándose de forma continua. Trabajando en sincronía, estos modelos pueden ser usados para el análisis de datos con varias variables, realización de predicciones,ejecución de simulaciones, clasificación y segmentación. También pueden ser usados para la detección de posibilidades de optimización a nivel logístico, financiero o comercial.

Una de las características más sorprendentes de los Smart Models es su capacidad de aprendizaje autónomo, dónde un usuario sólo tendría que proporcionarle una serie de datos básicos para que el sistema se pusiera a funcionar de inmediato. Mediante un método de ensayo y error que se desarrolla en milésimas de segundo y de forma completamente independiente, estos sistemas van reprogramándose continuamente mediante un proceso llamado “logaritmos genéticos evolutivos”, para poder así ofrecer la experiencia más eficaz al usuario. En definitiva, un Smart Model funcionaría de la misma manera que lo haría un ser humano perdido entre una montaña de papeles sin organizar; la persona recabaría en los datos que necesita, organizando el desorden de la manera que más le convenga: fecha de emisión, contenido, lugar de procedencia del documento… descartando así aquéllos que no le interesan y centrándose tan sólo en los que aportarán algo positivo a su proceso de investigación. Esa persona, al igual que un Smart Model, sólo necesitaría saber qué está buscando.
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