Metoxetamina, una droga de caballo online

29 junio, 2012 | Por | Categoría: Humanos
Los medicamentos para caballos pueden convertir a algunos en camellos, pero no de una o dos jorobas sino de los que trapichean con drogas. La metoxetamina, pensada para tratar a equinos enfermos, desplaza a las drogas habituales.

Molecula de Metoxetamina

Esto es exactamente lo que está pasando: la cocaína, la heroína y otras sustancias tradicionales están quedando desbancadas por nuevas drogas que encuentran en los portales online su mejor distribuidor. Ahora lo que se lleva es la metoxetamina, y su venta por internet se está propagando a una velocidad trepidante. El mercado de los aditivos se está abriendo camino rápidamente a través de una web repleta de redes sociales de 140 caracteres.

Precisamente el nombre de esta nueva sustancia proviene del producto del cual deriva: la ketamina. Éste es el analgésico y anestésico más popular del botiquín de los veterinarios y encuentra su uso más común en adormecer a los caballos antes de los procedimientos quirúrgicos.

En el caso de la metoxetamina (MXE), nos encontramos con una droga disociativa similar pero mucho más agresiva. Ejemplificando: cuando la veterinaria Elisabet Giraldós suministra la sustancia al animal, quiere provocarle sueño para operarlo sin dolor. En cambio, ingerida por una persona, la metoxetamina “provoca incrementos de la presión sanguínea y depresión del sistema respiratorio, pudiendo desencadenar episodios psicóticos y convulsiones”. Es decir, que distorsiona las percepciones visuales y auditivas produciendo un sentimiento disociativo respecto al entorno y a uno mismo.

La metoxetamina deriva de la ketamina, analgésico y anestésico común para dormir a los caballos antes de los procedimientos quirúrgicos. Este producto tiene, además, un efecto sedante y, en altas dosis, puede provocar alucinaciones. Los efectos, más duraderos e intensos que los de la ketamina, van desde una sensación de ligera embriaguez hasta desencadenar experiencias que pueden provocar la muerte. Lo que viene a ser una escala de Richter psicotrópica.

Pero quizá lo que la hace más peligrosa es que no es un producto apto para el consumo humano y, contrariamente, esto hace que la droga sea todavía más atractiva; bien sea por su precio -económico, acorde con los tiempos de vacas flacas que corren-, por la facilidad de su distribución o por “el efecto de hiperactividad y estimulación continua que genera” -que dura, y dura, y dura-. Pero la veterinaria Giraldós hace uso del refranero español cuando habla de su tolerancia: “El individuo tiene que ir aumentando la dosis para conseguir los mismos efectos”. Suerte que el hombre es el único animal que no tropieza dos veces con la misma piedra.

Dañino a corto y largo plazo

Ya hemos visto lo que opina una experta que suministra esta droga a los animales, pero ¿cuál sería la reacción de un médico si tuviera que suministrarla en humanos? El doctor Jordi Montagut tiene claro que quiere continuar conservando su licencia para ejercer la medicina: “No lo haría porque conozco bien los riesgos. Además, una sobredosis puede provocar paradas cardiorespiratorias y su consumo a largo plazo provoca la insensibilidad hacia los anestésicos”. Esto significa que una persona que haya sido drogadicta de ketamina o de alguno de sus derivados habrá generado una gran tolerancia a la anestesia y, en cualquier operación futura, deberá comunicárselo al médico y se le tendrán que administrar dosis muy elevadas.

Y si nos encontrásemos con una sobredosis, ¿cómo tendríamos que actuar? “No se puede tratar de ninguna manera hasta que lleguen los servicios médicos. Lo más importante son las medidas  de estabilización hemodinámicas, mantener las constantes vitales bajo control y valorar el estado neurológico del paciente”. Una vez que el afectado ha llegado al hospital no existe ningún antídoto. Todo lo que se puede hacer es realizar “una exploración a nivel cardiovascular, respiratorio y neurológico y actuar en consecuencia”. Después, sólo será necesario rezar para que no sea nada.

La frase hecha “renovarse o morir” va como anillo al dedo al método de distribución de la metoxetamina. Si bien la compra y venta de drogas por internet no es una innovación -en 2011 aparecieron 49 nuevas drogas sintéticas, el doble que en el 2010-, sí lo es el hecho de que, aún teniendo evidencias de su aumento, la ley no hace nada para impedir su proliferación.

La pregunta más razonable en este caso es: ¿por qué no se abre una investigación, se cierran todas las páginas web y se prohíbe su distribución? Estos nuevos compuestos se presentan en formas cada vez más sofisticadas y se sintetizan en laboratorios clandestinos, que modifican su estructura molecular a partir de sustancias que son legales creando “nuevas”. Es por eso que continúan sin regulación y se pueden difundir rápidamente por internet. Por este motivo, el mayor peligro de estas sustancias es que no tienen ningún tipo de control de calidad ni se puede saber nada acerca de su toxicidad.

Desde el centro terapéutico “Sin Consumir”, de Barcelona, la venta de estas drogas a través de la red es complicada y muy difícil de detectar porque “no hay investigaciones sobre los efectos ni sobre los daños que pueden causar. Por lo tanto, los profesionales tenemos que estar muy alerta, ya que muchas veces es el propio paciente el que te da a conocer el nombre de la nueva droga”.

Hecha la ley, hecha la trampa

Pero los vacíos legales son enormes si tenemos en cuenta todas las facilidades que envuelven la distribución de estas drogas. En primer lugar, la crisis afecta a todos los negocios y, puestos a apretarnos el cinturón, este sector no va a quedarse atrás. La metoxetamina es el ejemplo perfecto, porque se comercializa a precios muy asequibles -un gramo cuesta poco más de 22 euros en la web-.

Ésta y otras son algunas de las tiendas online a las que se puede acceder rápidamente, con una simple búsqueda en Google. De hecho, lo único que se requiere es registrarse, indicar la dirección donde quiere recibirse el pedido y los datos de pago. El perfil del usuario o la edad ni se mencionan, y ya no digamos algún tipo de licencia médica o veterinaria. Por desgracia, los responsables de la página saben rebatir las acusaciones del “café para todos”: “los productos químicos que se venden en este sitio web son, exclusivamente, para fines de investigación y no para el consumo humano”.

Y aunque las descripciones y contraindicaciones oficiales sobre la metoxetamina brillen actualmente por su ausencia, los consumidores confían en la etiqueta de “producto legal”, poniendo en riesgo su salud y compartiendo experiencias a través de numerosos foros online sobre el consumo de drogas. Los adolescentes hablan de vómitos, elefantes rosas y manos y rodillas azules “si sobrepasas los 300 miligramos por fiesta”. Con estos síntomas, “estás comprando papeletas para que te tengan que dar un buen mazazo”, pero sólo si traspasas la ilegalidad de la mefredona, un compuesto químico prohibido en Europa desde diciembre de 2010.

A pesar de este intercambio de opiniones, la autoinformación genera muchas lagunas de conocimiento. Para psicólogos como Zaida Egea el problema principal no radica tanto en la información como en la educación de las personas: “hay mucha información, aunque la mayoría es contradictoria, errónea, o simplemente se hace apología del consumo, pero a la vez hay poca conciencia de riesgo”. Para los consumidores, sus primeras incursiones en este mundo suelen ser “la vía rápida para afrontar los problemas”, e internet se lo pone más fácil que nunca.

¿Hay luz al final del túnel?

Después de haber caído en las garras de la drogadicción, ¿es posible el eterno retorno? Si piensas las cosas dos veces antes de hacerlas, no te adecuas al perfil de Egea para establecer un primer contacto con las drogas. “Suelen ser personas impulsivas, que buscan el placer inmediato, con una baja autoestima y con una comunicación agresiva y/o pasiva. Además, son manipuladores y engañan con tal de conseguir la sustancia”.

Los afectados tienen la necesidad de someterse a un proceso terapéutico donde la fase de desintoxicación tan solo es la primera parte, seguida de la “deshabituación, rehabilitación y reinserción”. Para evitar que una persona se vuelva drogodependiente y tenga que pasar por todo este proceso, es fundamental la prevención en las familias y en la escuela. Sin embargo, es la buena comunicación la que termina por liderar el ranking de prácticas preventivas en contra de la drogodependencia.

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