De profesión, inventor
15 enero, 2012 | Por Alfonso Crespo García | Categoría: MáquinasCuando un animal no está adaptado a su ambiente, la selección natural se encarga de acortar su vida y reducir su descendencia. Por ejemplo, si eres un bicho que vives en el ártico y no tienes pelo te mueres sin tener hijos. Los humanos no son así; si tienen frío no se mueren, lo que hacen es inventar la calefacción. Las personas son los únicos seres que inventan para modificar el medio haciéndolo amigable en vez adaptarse como especie para que solo se reproduzcan los mejores en esas condiciones.
Los primeros inventos fueron elementos realizados en piedra, toscos y rústicos, los que fueron evolucionando a través de los tiempos. La actividad inventora del hombre ha sido una característica que ha quedado patente en cada momento histórico. El avance tecnológico ha sido una prioridad en el desarrollo del conocimiento humano. Este ha evolucionado merceda la técnica, como elemento mejor valorado para hacer la vida de los hombres más fácil.
En la actualidad, y aunque parezca mentira, el desarrollo inventivo del hombre sigue siendo una de sus principales cualidades. El siglo XX fue un siglo de grandes avances en la inventiva tecnológica de la humanidad, es el periodo de la historia en el que la progresión de la técnica ha tenido mayor relevancia en la vida cotidiana.
El siglo XXI ha comenzado con grandes avances e inventos en el ámbito de la medicina o de la tecnología. Según la perspectiva que se tome puede parecer que en los primeros años del siglo XXI no ha habido una gran cantidad de inventos, especialmente si al compararlo con la situación que se dio en el siglo anterior, pero eso no es así, pues el número de inventos continua en ascenso.
Las asociaciones de inventores
En España existe un gran movimiento dedicado al desarrollo y fomento de nuevos inventos. El Club de Inventores es una de las organizaciones que respaldada por sus 25 años de experiencia, se dedica a intentar ayudar y asesorar a los nuevos inventores para que patenten sus artilugios y posteriormente puedan venderlos.
Al frente de este club se encuentra Manuel Matellán, que como presidente y amante de la invención intenta fomentar la aparición de nuevos inventos cada día. Describe el mundo de los inventos como muy complejo, pues “solamente el 3% de los inventos llegan a comercializarse”, una cifra “muy baja” que, a su juicio, se debe “a la falta de sensibilidad por parte de las instituciones y las empresas, que no apuestan por la innovación”.
España está en una situación de inferioridad con respecto a otros países desarrollados, pues “la inversión en investigación y desarrollo es de las más bajas”. España sigue a la cola de los países desarrollados. Así se deduce de un informe elaborado por el grupo de asesores Equipo Económico, que constata que los países con mayor inversión en I+D se sitúan entre los países más competitivos del mundo.
Según el último informe de la OCDE, España destinó a I+D en 2008 un 1,35% del PIB, por debajo de la media europea, el 1,9%, y muy lejos de los máximos de inversión de Suecia (3,75%) y Finlandia (3,72%).
En el marco europeo, y con datos más recientes de 2009, España sigue lejos de la media en materia de innovación. Según un ránking hecho público por la Comisión Europea nuestro país ocupa el puesto 17 de 27, entre Portugal, que ocupa el 16, y Grecia, que cae al puesto 19.
Junto a estos países europeso, Japón, Corea, Alemania y Estados Unidos son los que encabezan el ránking de inversión en investigación y desarrollo, pero también están incluidos en el grupo de las diez economías más competitivas del mundo, según de World Economic Forum, a excepción de Corea.
Matellán opina que el éxito o el fracaso de los inventos radica en la necesidad de los mismos para la vida diaria, “los inventos que más posibilidades tienen son todos los que solucionan los problemas que surgen en la vida cotidiana”.
Puede parecer que los inventores son como aparecen en las películas. El modelo del científico despistado que no sabe muy bien qué es los que esta haciendo. Nada más lejos de la realidad, los inventores suelen ser personas sistemáticas atraídas por la mecánica, que dedican gran parte de su tiempo al desarrollo de nuevos utensilios que puedan facilitar el día a día.
Dentro de ellos es necesario hacer una división. Unos, que dedican su vida profesional al descubrimiento y al avance en la tecnología, que poseen proyectos de investigación, que son miembros de universidades, es decir, gente que dedica su tiempo en ámbito el profesional.
Entre estos podemos destacar a los investigadores en el campo de la medicina, como Celia Sánchez-Ramos, que ha sido la ganadora del Certamen Internacional de Invenciones de Ginebra, y que fue nombrada como la inventora más importante del mundo por las Naciones Unidas en el año 2009. Tras casi 40 años de existencia del certamen Celia Sánchez-Ramos ha sido la primera española en ser la vencedora, fue elegida entre más de un millar de inventores de 45 países, por un jurado formado por 85 expertos.
Afirma que “los premios me parecen fantásticos. Sirven de motivación y ponen de manifiesto que vas por un camino llamativo, y hace que la gente entienda que la ciencia sirve para algo concreto”.
El segundo tipo de investigador es muy diferente, es el ciudadano de a pie, que tras un largo día de trabajo, se dedica a pensar y reflexionar sobre que utensilios pueden mejorar la vida de la gente. Matellán destaca que “un porcentaje muy elevado de los inventores miembros de esta asociación son jubilados”. Y lo justifica afirmando que es cierto “que muchas personas cuando ya no trabajan tienen más tiempo para materializar los inventos a los que llevan dando vueltas durante muchos años”.
Este investigador más corriente, es el posee más problemas a la hora de patentar y sacar al mercado un invento, ahí es en donde entra en juego el Club de Inventores, cuyas principales atribuciones son las de ayudar y orientar a estos investigadores.
Los problemas del inventor
Los inventores tienen una gran cantidad de problemas a la hora de poner en marchas sus ideas. Desde la necesidad de inversión para poder desarrollarla hasta la venta tras la construcción.
Uno de los problemas más comunes son las patentes, y sobre todo el asesoramiento sobre como patentar y donde poder hacerlo. Otro de los problemas es la gran dificultad de presentar los proyectos realizados a las grandes empresas de innovación. Para evitar estos conflictos, el Club de inventores se ha marcado como reto intentar ayudar a que estos inventores tengan el asesoramiento necesario, y tengan la posibilidad de presentar sus proyectos a las empresas de innovación.
Para cumplir estas expectativas, se ha puesto a disposición del que lo requiera en la página web de la asociación un correo electrónico donde poder presentar las dudas. Matellán afirma que “todo el que necesita ayuda con su proyecto puede contactar a través del correo electrónico”, y que con su ayuda “podrán avanzar en sus proyectos y presentarlos a las grandes empresas españolas de innovación”.
Como el propio Manuel presenta, el Club con sus contactos puede ayudar a exhibir al gran público los proyectos, pues acuden a las grandes ferias españolas, “y con los contactos hechos en estos últimos 20 años, la posibilidad de éxito aumenta considerablemente”.