Los consumidores de drogas envejecen antes
24 mayo, 2012 | Por María Pardo Alcaide | Categoría: HumanosEnvejecer es inevitable. Es un proceso en el que las funciones de los tejidos y los órganos se van desgastando tanto a nivel fisiológico, como anatómico y genético. Las sustancias psicoactivas contribuyen a que este proceso se vea alterado, produciendo un envejecimiento prematuro en el cerebro de aquellos adictos a tales sustancias. Esto lo ha demostrado un estudio realizado por la Universidad alemana de Rostock en más de 200 adictos muertos por sobredosis.

Los efectos envejecedores de las drogas no se limitan al cerebro. Foto CC By Anna/ Brains the head Project.
Entre los efectos más devastadores que ha descubierto el estudio son la pérdida de memoria y la psicosis. Según Ana González La-Hore, experta en el tratamiento de drogodependientes, “el nivel de consumo es importante. No es lo mismo una persona que ha consumido varias veces hasta convertirse en adicto, que una que se convierte en adicto desde su primera consumición porque la persona que ha consumido en diversas ocasiones tiene más probabilidad de que acabe desarrollando una psicosis”.
El cerebro comienza su proceso de envejecimiento a partir de los 30 años porque las neuronas van disminuyendo, aunque no desaparecen. Sin embargo, el proceso es diferente en cada persona, al igual que el desgaste de la memoria. Es tras los 60 años, cuando la memoria comienza a sufrir levemente. Lo que ha descubierto este estudio alemán es que el consumo sistemático de drogas provoca degeneraciones cerebrales que aceleran este proceso de envejecimiento. Los consumidores tienden a tener constantes pérdidas de memoria provocadas por las sustancias psicoactivas. Pero la pérdida de memoria no es la única consecuencia. Drogas depresoras como la heroína y el alcohol alteran el funcionamiento habitual del cerebro, pudiendo producir reacciones como la desinhibición o el coma. Por el contrario, anfetamina y cocaína provocan un estado de activación e hiperactividad. Son las drogas perturbadoras las que más trastornan el funcionamiento del cerebro. Alucinógenos, cannabis y drogas de síntesis como el éxtasis llegan a generar distorsiones perceptivas y alucinaciones.
No solo el cerebro
En el aspecto físico, la genética sólo es responsable de un 25% de los signos de envejecimiento en la piel. Del 75% restante, se encargan otros factores como las drogas. Según Julián Conejo, jefe de dermatología del Hospital Virgen del Rocío, “las drogas liberan unos gases químicos que afectan a las membranas de las células, provocando un envejecimiento prematuro de la piel y la destrucción de los tejidos cutáneos de la cara”.
Según la Encuesta Domiciliaria sobre Consumo de Alcohol y otras Drogas que se realizada cada dos años, en el año 2010, el tabaco y el alcohol fueron las sustancias psicoactivas más consumidas entre personas de 15 a 64 años. El tabaco es la droga que produce los efectos más perjudiciales en la piel. Arrugas prematuras, piel deshidratada, dificultad de cicatrización, cara contraída y acné son algunos de los posibles efectos. Sin embargo, son las drogas estimulantes como la anfetamina y la cocaína las que provocan los efectos más devastadores en el rostro de los consumidores. Entre ellos destacan la nariz achatada con venas a su alrededor, dermatitis seborreica y manos rugosas y ásperas.
Los hábitos de consumo de los drogadictos también están ligados al deterioro del cerebro y de la piel. Las drogas bloquean las señales somáticas que advierten del deterioro físico, psicológico y cognitivo. Esto hace que el consumidor pueda experimentar comportamientos violentos y cuadros de disociación psíquica en el momento en el que la droga abandona su organismo. Además, la adicción hace de ellos personas descuidadas en el aspecto y en el aseo, incoherentes en la forma de hablar, somnolientas, irritables, susceptibles y temblorosas. Son personas dependientes que, en el 50% de los casos, consumen varias drogas simultáneamente. Estas drogas suelen ser siempre alcohol y otros estimulantes como la anfetamina y la cocaína.