La ciencia 2.0 dibuja la ruta de las aves migratorias
25 mayo, 2012 | Por Alicia Rodríguez Rico | Categoría: IdeasEbird ha conseguido explicar relaciones entre cambio climático y migración de aves gracias a los datos proporcionados por una extensa red de ornitólogos aficionados, todo un ejemplo de las posibilidades de la ciencia 2.0.

Las redes humanas pueden reunir inteligentemente grandes cantidades de datos que no podrían recabarse con sensores automatizados. Foto CC By Krystian Olszanski.
Numerosos estudios documentan cambios en la migración aviar como respuesta al cambio climático, sin embargo, aún hay una larga lista de variaciones inexplicables en determinadas especies y regiones geográficas. Los biólogos Allen H. Hurlbert y Zhongfei Liang, de la Universidad de Carolina del Norte, en un intento por salvar algunos vacíos de investigaciones previas, se han basado en una innovadora base de datos elaborada mediante un método poco convencional para estudiar el comportamiento de las aves ante tal alteración climática. El programa que ha logrado reunir los datos para este estudio se denomina eBirds y ha permitido un análisis a gran escala, en una muy amplia extensión geográfica, debido al reciente aumento de interés público en la conservación y el desarrollo de varios programas donde los observadores de aves aficionados pueden enviar sus observaciones de aves para la ciencia.
Para poder determinar con precisión si el cambio climático afecta directamente al ciclo de vida de las aves, estos biólogos se han centrado en estudiar la variación espacio-temporal de las fechas de llegada de 18 especies comunes en América del Norte en una extensión geográfica sin precedentes durante la última década, teniendo siempre en cuenta los cambios de temperatura experimentados en la estación de primavera de cada año. El estudio se ha centrado en aves migratorias ya que, como explica Iván de la Hera, Ornitólogo Investigador en la Universidad de Vitoria, la supervivencia de los migrantes depende de la disponibilidad de condiciones ambientales adecuadas en múltiples localidades separadas geográficamente y que son ocupadas en diferentes momentos de su ciclo anual -zonas de reproducción, invernada y parada en ruta- por lo que, a diferencia de las aves sedentarias, se ven mucho más afectadas por las variaciones en las condiciones ambientales.
Los resultados revelan que en todas las especies y ubicaciones geográficas, las aves cambiaron sus fechas de llegada más de 19 horas antes por cada grado centígrado de calentamiento de la temperatura de la primavera, aunque cabe destacar que algunas especies, en algunos lugares concretos, han llegado a adelantar la fecha hasta 3-6 días por grado centígrado. Esto se debe a la sincronización de su migración a las estaciones de acuerdo a las señales ambientales como la temperatura, por suerte también atienden al fotoperiodo que, al mantenerse constante año tras año, actúa como un especie de guardián del tiempo para los migrantes.
Declive según especie y ubicación
El tipo de respuestas varía entre las especies y el contexto ecológico, lo cual es fundamental para poder predecir las consecuencias del cambio climático en curso y futuras, y para identificar las especies en mayor riesgo. De la Hera asegura, coincidiendo con los resultados del estudio, que los migrantes de larga distancia son más vulnerables que los de corta, pues los primeros, por ejemplo en Europa los que invernan en el África tropical, tienen programas migratorios más estrictos y con menos probabilidades de modificarse en respuesta a las circunstancias actuales y futuras.
Este estudio alerta sobre la gran influencia del cambio climático en el declive actual de muchas poblaciones de aves en el mundo, sin embargo, Iván de la Hera advierte: “Incluso a escalas geográficas relativamente pequeñas los efectos del cambio climático sobre la fenología migratoria cambian mucho. Por ejemplo, los migrantes de larga distancia del centro de Europa están adelantando drásticamente la llegada primaveral a sus territorios de cría en verano, mientras que las poblaciones escandinavas de algunas de estas mismas especies no han cambiado su fenología a lo largo de los últimos años”.